Aprender Jugando

Aprender jugando, una metodología educativa positiva

Los niños no juegan para aprender, pero de manera más o menos consciente, aprenden jugando. Aproximadamente a los dos años de vida manifiestan ya una gran capacidad para fantasear, inventar, crear, construir y convertir cualquier acontecimiento en diversión y disfrute. Pero el juego no solo es eso, es mucho más que pura diversión. El juego constituye una herramienta innata de aprendizaje, ya que supone una constante interacción con el entorno, con otros niños y con los adultos.

Hay muchos tipos de juego que pueden asociarse a las diferentes etapas por las que va pasando el niño en su primera infancia.

Durante el primer año y medio o dos años del niño, el juego es puramente sensorio motriz, pero a medida que crecen y aparece el lenguaje hará también su aparición el juego simbólico, en el que los niños volcarán toda su capacidad de fantasía para crear sus propios mundos y a la vez imitar todo aquello que oyen o ven a su alrededor.

El juego de reglas tiene una aparición un poco más tardía, en torno a los 4 años porque se requiere una mayor capacidad para interiorizar las normas, esperar turnos, memorizar las reglas...

Sea del tipo que sea, el juego es una actividad mental y física que favorece el desarrollo integral de los niños y les permite ir aprendiendo sin apenas ser conscientes de ello.

Por todo lo descrito anteriormente, es muy importante utilizar el juego como metodología de aprendizaje, pues es la mejor manera de captar y mantener su atención. Lo importante para aprender es sentirse motivado, y sin duda el juego es para los niños una de sus principales fuentes de motivación.

Tomado de https://brainsnursery.com/


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